jueves, 13 de marzo de 2008

El Pacífico


Ya hemos visitado dos playas de ese Océano tan distante y tan desconocido para nosotros en España, y cada una de las visitas ha sido diferente.

La última visita fue hace bien poquito, el miércoles para ser concreta. Fuimos a San Juan del Sur, una de las zonas más turísticas del país. Dormimos allí de paso a la isla de Ometepe. Llegué triste y con pocas ganas de hacer turismo, pero al final resultó una tarde de relax y me pasé horas metida en el agua. Es como una calita pequeña donde el mar entra despacio y tranquilo, muy plana y con una arena oscura pero finísima y suave. Silvia y yo recorrimos la playa y el mar nos fue ganando poco a poco hasta que nos metimos de pleno y lo pasamos como dos crías riéndonos de nosotras mismas y jugando con las olas!!! También hubo un ratito de voley playa, comimos langosta y salimos a bailar toda la noche… Día divertido y diferente.

Pero mi mejor recuerdo del Pacífico ha sido el primer contacto con el mar en Nicaragua: Poneloya (bueno, concretamente Las Peñitas). Me encantó el lugar. Nuestra cabañita era de lo más bucólica e idílica que te puedas imaginar. Parecía de película.
No había paredes que nos separaran del mar, sólo unas rejas gordita que dejaban pasar todo el aroma y el fresquito en el aire. Había hamacas colgadas de las columnas y tijeras (como unas camas que se pliegan) para dormir. Qué relajación.
La verdad es que nos hacía falta cargar las pilas y llegamos al lugar ideal en el momento perfecto.

El mar estaba agitado, con una fuerza que te tiraba, te revolcaba, te rebozaba en arena, te llevaba con él y luego te escupía otra vez a la playa… impresionante!!! Las olas bañaban la arena negra con espuma blanca como nata, imagínate el contraste!

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Estuve horas sentada en la arena mirando la puesta de sol y cómo subía la marea, horas tumbada en una tijera bajo el sombrajo pensando, mucho tiempo riendo con Paulina, peinándola (y ella peinándome a mi), dibujando y hablando… Cargue las pilas con el sol y no me quemé (con protección 50 ni morena me puse casi…)

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Dormí en la playa.

Al final se unieron unas pocas del grupo. Es una experiencia inolvidable quedarte dormida a la orilla del mar, tumbada en la arena, con el susurro incesante y repetitivo del mar… y despertar con el amanecer cono si nacieras de nuevo, como si salieras de la tierra. Inolvidable, de verdad. Poneloya 100%.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hooola pequeña!! Vaya playas !!
No se porque , pero creo que este año me voy a tener que ir de vacaciones yo sólo, porque seguro que tu no vas a querer más agua, más sol,más playa, más cultura popular,más brisa, más naturaleza...Je,je ;)

Anónimo dijo...

Pero bueno!! Eso es trabajo o estas de vacaciones!! Es broma ;-)

Esta es la otra cara de la moneda no? la naturaleza y los recursos de la zona.

DISFRUTALOS por nosotros también!!

Rocío